domingo, 31 de mayo de 2009

PASTOREADO POR EL CORDERO

De verdad que es una paradoja imaginarnos a un cordero pastoreando un rebaño, y pensamos que cómo es esto posible si el cordero es parte del rebaño. Pero el Cordero que pastorea es uno muy especial, es nuestro amado Señor Jesús, Apocalipsis 7:17 dice: “Porque el Cordero que está en el trono los pastoreará y los guiará a fuentes de agua viva; y Dios les enjugará toda lágrima de sus ojos”. Este hermoso Cordero está en un trono reinando y con una función específica: guiaros a saciar nuestra sed y secar nuestras lágrimas.
Personalmente he sentido esa labor de mi Jesús en mi vida específicamente, cuando más sed he sentido Él me ha saciado y cuando más desorientado he estado Él siempre me toma de la mano y me guía a donde debo estar y ¡claro! Ha secado mis lágrimas cuando me ha tocado llorar.
Recientemente me sentí sediento de saber si realmente era útil en algo (a veces los miembros de las iglesias hacen sentir a sus pastores así). Y cuando menos me lo esperaba Él me mostró de la manera más increíble que aun era útil para su obra. Estaba haciendo un curso de inglés por Internet y una joven brasileña que también lo hace y sabe que soy pastor me pide que ore por ella que estaba muy angustiada, no sé si por costumbre o cosas de Dios le pedí que siguiera contándome qué le pasaba, ella estaba muy triste y le hablé de las bondades de Jesús y luego de un rato me dice que ya se siente mucho mejor y hasta cantó y muy bonito por cierto una canción que dice: ¿Por qué he de estar triste y con dudas? Si nada es imposible para Dios. Luego de cantar me dice: “¿Sabes? Había pensado en quitarme la vida esta noche, pero Dios te puso en mi camino para que abrieras mis ojos e impidieras con tus palabras que hiciera eso”.
Luego de esa afirmación y de pasar por el impacto de e tal noticia, pensé: Gracias Señor por mostrarme que hasta en mis momentos de entretenerme haciendo algo que no tiene que ver con mi ministerio me dices que puedo ser útil para ti.

Oración: Gracias mi buen Cordero que me pastorea, por guiarme a una fuente de agua viva que eres tú mismo cuando estaba en medio de un desierto, por tomar mi mano tiernamente y saber que guías a una senda segura, y por secar mis lágrimas en medio de mi dolor. Gracias mi Señor por estar allí cuando más te he necesitado. Amén.

Experimentando a Dios en mi vida: Sentí que era inútil, sin dirección y sin consuelo, pero mi Señor me mostró algo diferente. Lo importante no es cómo me sienta, ni que tan útil pueda ser. Lo más importante es reconocer que no estamos solos, sin guía y sin consuelo. Todo esto porque Jesús el Señor no nos dejará en esa condición, Él se las arregla para mostrarse en nuestras vidas de una manera muy especial. Como dice el Salmo 23: “El Señor es mi Pastor, nada me falta” GRACIAS POR ESTAR ALLÍ CUANDO MÁS TE NECESITÉ… TE AMO!!!