lunes, 23 de marzo de 2009

Volver a lo esencial


Volver a lo esencial
Hay un dicho popular, muy feo para ser sincero, que dice: “Mientras más conozco a la gente, más amo a mi perro” sí es feo, pero encierra la decepción de alguien que no comprende por qué la gente se comporta como lo hace. Desde que conocí al Señor he estado en varias iglesias o congregaciones y también conozco algunas a las que no he pertenecido pero conozco su funcionamiento, también he tenido la oportunidad de conocer mucha gente en este tiempo maravilloso que es el de conocer a Jesucristo como mi Señor y Salvador. Y de verdad, en muchas ocasiones, me ha provocado decir este refrán. Es increíble como los hombres hemos tergiversado la esencia misma del evangelio, lo que el Señor hizo sencillo y ligero (Mateo 11:30).
Cuando Jesús pensó en instituir la iglesia, algo que se gestó en su corazón y por eso está cargado (o debería) de su perfecto amor, Él no pensó en iglesias que hacen las cosas que hoy día vemos en nuestro alrededor. Iglesias con 25 mil miembros, gente pidiendo dinero en televisión o radio en nombre de Dios, iglesias que quieren llenar sus templos introduciendo prácticas del mundo solo para atraer a más personas, o iglesias permisivas del pecado solo para mantener una nómina alta o que sus ingresos no decaigan. O lo que es peor aún, iglesias que no salen de sus cuatro paredes, que llenan la iglesia de reglas absurdas de hombres y que en nombre de la “verdad de Dios” ponen cargas sobre cada uno de sus miembros.
Cosas como esas llenan de dolor mi corazón, y me preguntó: ¿Si a mí me duele, cómo le dolerá al Señor de la iglesia? A ese mismo Señor que muchas veces es excluido de la misma, que pisotean su nombre y aun así estas personas creen que están agradando a Dios con sus acciones. Que muchas veces en sus reuniones administrativas se discute, pelea, insulta y agreden a aquellos que no son de su mismo pensar, y luego para justificar se oye la expresión: “así son las reuniones” o “solo los inmaduros no saben manejar esta situación” o tal vez esta (cada una es peor que la otra) “una cosa son los cultos y otra las reuniones”. Con estas justificaciones absurdas me imagino a Dios con nauseas (porque yo también las siento) al ver u oír estas cosas.
Cuando observo esta situación, solo oro a Dios pidiéndole sabiduría para que nos abra los ojos y nos permita volver al sentir de la iglesia primitiva, donde lo importante era perseverar en la doctrina, en la comunión unos con otros, en el partimiento del pan y en las oraciones. Donde todos estaban juntos y tenían todas las cosas en común y cubrían las necesidades de los menos favorecidos. Vivian con alegría y sencillez de corazón, y sobre todo alababan a Dios (Hechos 2:42-47; 4:32).
Ese es el modelo de iglesia que estaba en el corazón de nuestro Señor cuando dijo: “… tu eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia, y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella” esa es la iglesia que Dios quiere que hoy día 2000 años después siga funcionando como él la diseñó. Pero nosotros queremos o creemos saber más que Dios y le hemos dado nuestro toque personal para “su mejor desempeño”. Creo que debemos anhelar lo que anhelaron los reformadores, Lutero, Calvino, Zwinglio, etc., como una vez dijeron estos nobles hombres de Dios, “Hay que volver a nuestras raíces, hay volver a la Palabra de Dios”.
Mi corazón anhela cosas como esta, por eso a diario, cuando pido a Dios por la iglesia estas son mis peticiones:
1. Que Dios traiga una convicción suave, pero a la vez poderosa del pecado
2. Que Dios nos dé toda defensa contra el engaño
3. Que la misericordia de Dios nos aparte de juicios peligrosos y mal dirigidos
4. Que Dios nos defienda del empuje poderoso de lo que nos parece correcto pero que en verdad no lo es
5. Que nuestro yo sucumba ante la majestad de Dios
6. Que haya disposición constante y sin reservas para servirle en lo que Él nos pida
7. Que Él reine en nuestras vidas.
Muchas personas se esfuerzan por hacer crecer sus iglesias, cometiendo un gran error, porque el crecimiento de la iglesia pertenece al Señor: “Yo edificaré mi iglesia” fue la afirmación de Jesús para confirmar este hecho y “Si Jehová no edificare la casa en vano trabajan los que la edifican” (Salmo 127:1).
I. EL FUNDAMENTO DE LA IGLESIA: “Sobre esta roca”

II. LA SOLIDEZ DE LA IGLESIA: “Yo edificaré mi iglesia”

III. LA INTIMIDAD DE LA IGLESIA: “edificaré mi iglesia”

IV. EL CARÁCTER INVENCIBLE DE LA IGLESIA: “Las puertas del Hades no prevalecerán contra ella”

V. LA AUTORIDAD DE LA IGLESIA: “Te daré las llaves del Reino de los Cielos”

No debemos perder la perspectiva o lo esencial de lo que es la iglesia de Dios. Una iglesia como la del libro de los Hechos, que se preocupe más por perseverar en la doctrina y no en lo que le gustaría más a la gente oír o ver para hallar más atractiva la iglesia, donde se enfoque en la comunión los unos con los otros para cubrir sus necesidades más que estar pendiente de cómo está vestido o como huele la persona, donde sea más importante reunirse para orar más que en qué lugar hacerlo y qué día hacerlo, y por sobre todas las cosas donde lo primordial sea alabar al Dios de la iglesia y del universo más que cómo hago para lucirme y parecer un gran adorador.
Por todas estas cosas oro, pero también trabajo, aunque me he ganado enemigos en esta empresa en la que he empeñado, aunque hablen mal de mí pensando que quiero acabar con las tradiciones en la iglesia (que para nada favorecen). Me duele más aun cuando alguien me dice que la única manera de alcanzar “mi sueño” (como si no fuera el de Dios primeramente) es comenzar a formar una iglesia desde cero porque estas iglesias de mucho tiempo ya no tienen remedio (dudando del poder del Espíritu Santo) o que la otra solución es irme a otra iglesia. Que lo que yo deseo solo es una utopía, y que no será posible alcanzarlo hasta que no estemos allá en el cielo (qué esperanza) Confío en mi Dios que me concederá el anhelo de mi corazón de que antes de morir pueda ver una iglesia con estas características.

Oración: Señor, Dios Todopoderoso, tú que creaste la iglesia con un propósito firme y que nosotros los hombres nos hemos encargado de desviar ese propósito, ayúdanos a volver a tu visión para que cada persona que te conozca tenga el mismo anhelo del salmista cuando dijo. “Una cosa le pido al Señor, y es lo único que persigo: habitar en la casa del Señor todos los días de mi vida, para contemplar la hermosura del Señor y recrearme en tu templo” (Salmo 27:4). Señor permíteme poder recrearme en ti cada vez que vaya al templo y no vea los defectos de mis hermanos, que la iglesia que es el reflejo de tu persona no se empañe con nuestro egoísmo. Amén

Experimentando a Dios en mi vida: La iglesia debería ser lo más cercano que los humanos podamos ver a Dios aquí en la Tierra, pero esa imagen está empañada con egoísmo, envidia, celos, soberbia, altivez de corazón y críticas (solo por mencionar algunas). Le doy gracias a Dios porque aunque a veces pareciera que a los auténticos cristianos hay que buscarlos con lupa, Dios siempre me muestra a alguien diferente, que le busca a él de corazón y busca agradarle en todo, gente con el corazón conforme al de Dios. Conocer a personas así hace renacer mi esperanza de que sea posible volver a nuestra esencia como iglesia. Por eso Señor te alaba mi alma por sé que no estoy sólo, hay gente que me acompaña pero por sobre todas las cosas me acompaña mi hermoso Señor… por eso puedo decir: “Yo me alegro cuando me dicen: Vamos a la casa del Señor” Salmo 122:1… CADA DÍA TE AMO MÁS!!!

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Las personas han perdido el enfoque total acerca de cual es el proposito de la igles simplemente porque hemos desviado la mirada de Dios.. el proposito por el cual nos ha llamado es que le adoremos en Espiritu y en Verdad, porque DIOS ENCUENTRA DELEITE EN NOSOTROS Pero nos volvemos tradicionalistas, con reglas de hombres creyendo estar agradando a Dios cuando en realidad lo que hacemos es HERIRLO.
Estoy seguro que Dios se agrada más de una igles rendida a sus pies, que de una iglesia numerosa pero su mirada está lejos de Él.
La Palabra dice ESTE PUEBLO DE LABIOS ME HONRA, PERO SU CORAZON ESTA LEJOS DE MI...
Busquemos la presencia de Dios y fijemos nuestra mirada en Él, para así ser una IGLESIA CONFORME A SU CORAZON.

Anónimo dijo...

n pueblo cuyo Señor es Cristo verdaderamente:
Esto significa un pueblo verdaderamente convertido, un pueblo que se
deja ministrar por el Espíritu Santo que no le pone límites al obrar de
Dios y vive bajo la unción del Espíritu Santo. Como dice Joel 2:12:
“por eso ahora dice Jehová, convertios a mi de todo vuestro

Carlos Romero dijo...

Amén... que bonitos comentarios, se comprueba lo que Dios me dice: "No estás solo en tu sueño" me alegro mucho saber que Dios toca personas para volver a lo esencial del evangelio. Dios les bendiga